La hipocresía PP-PSOE

La irrupción de Bildu en la política ha levantado ampollas en los dos grandes partidos. Desde su formación, PP y PSOE han tratado de evitar por todos los medios que la formación integrada por Eusko Alkartasuna, Alternatiba y miembros de la izquierda abertzale se presentara a las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo.

Desde la izquierda abertzale se han hecho avances respecto a la condena de la violencia en el conflicto vasco; sin embargo, ante los gestos de sus integrantes de adoptar la vía democrática para avanzar en su solución, los grandes partidos se cierran en banda, impidiendo su integración en la sociedad civil vasca y la extinción de ETA. Así pasó con la formación de Sortu y su ilegalización.

¿Cuál ha sido la  respuesta más común de los políticos de PP Y PSOE ante la perdida de legitimidad de la clase política puesta en evidencia por el movimiento 15-M? Pues que la legitimidad la dan las urnas, los resultados de las elecciones, por muy alto que sea el porcentaje de abstención y votos en blanco.

Pero esta respuesta no vale para Bildu. A pesar de que buena parte de la ciudadanía del País Vasco y Navarra les hayan votado en los comicios (fue el partido con mayor número de concejales en el País Vasco, el segundo más votado por delante de socialistas y populares), numerosos representantes del PSOE y del PP se han mostrado indignados con la posibilidad de que  Bildu gobierne San Sebastián o la Diputación de Guipúzcoa.

Habría que preguntar al Partido Popular, que se ampara en la presencia de miembros de Batasuna en el entorno de Bildu, cuántos «populares» han formado parte de la dictadura de Francisco Franco y todavía no han condenado la utilización del terror por parte del régimen.

Así, desde el 22-M PP y PSOE han intentado unir sus votos para impedir la presencia de Bildu en Alcaldías y en Diputaciones, a pesar de ser la fuerza más votada.  Este hecho insólito, la unión de dos partidos supuestamente antagónicos ideológicamente, llama la atención si tenemos en cuenta las críticas feroces que ha recibido la Federación Extremeña de Izquierda Unida por su decisión de abstenerse en la elección del presidente de ésta comunidad.

Con su hipocresía y su política intervencionista en el País Vasco, PP y PSOE  demuestran que dan más importancia a sus propios intereses que a la soberanía del pueblo vasco. Más que perseguir la solución al drama del terrorismo en Euskadi, ambos partidos sólo se preocupan de utilizar la lucha antiterrorista en su propio beneficio.

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